El proyecto nació hace cerca de 10 años en Guinea Bissau, país donde fundamentalmente trabaja la Fundación Dr. Ivan Mañero. Un país de África Occidental donde la ablación o MGF afecta al 50% de las niñas y mujeres de entre 4 y 49 años. Allí se trabaja desde diferentes vertientes: la sanitaria y la educación. Esta última es esencial para hacer entender a las futuras generaciones que esta agresión a las niñas es innecesaria y educarlos en la igualdad entre géneros y el derecho a la mujer a decidir sobre su cuerpo y sobre su vida sexual y reproductiva.
En nuestro país la práctica de la ablación es un delito perseguido, pero los movimientos migratorios de los últimos años han llevado a muchas familias africanas en nuestro que o bien aprovechan sus estancias en sus países de origen para practicar la ablación a las sus hijas o bien antes de emigrar tuvieron que pasar ellas o sus hijas por este terrible trauma. A pesar de la información que reciben aquí y su grado de integración, la presión que reciben por parte de sus familias y comunidades hace que al final accedan a mutilar a sus hijas.
No se conocen las cifras de niñas / mujeres que han sufrido la mutilación genital femenina y que viven en nuestro país aunque algunos servicios sanitarios de primera instancia sí conocen casos de mujeres, niñas y adolescentes africanas que sufrieron la ablación en su país de origen. Es aquí donde nace la segunda parte del proyecto, destinada a las chicas y mujeres con la ablación que viven en nuestro país.
La Fundación Dr. Ivan Mañero lleva tiempo trabajando directamente con las comadronas del ICS (Instituto Catalán de Salud) que se involucraron con entusiasmo desde el principio ya que es un problema que viven de forma muy cercana. Son estas comadronas las que identifican las posibles benficiàries del programa y las que ofrecen la ayuda de la Fundación DrIM cuando éstas se vernos preparadas para asumir una intervención. “No es una tarea fácil. Algo así no la puedes proponer, serán ellas quienes de alguna manera te hagan entender que quieren una solución a su problema. Es entonces cuando las ponen en contacto con nosotros “, resume Ruth Mañero, directora de la Fundación FDrIM.
Este proyecto ha necesitado más de dos años de trabajo continuado con diferentes colectivos para ver la luz. Contrariamente a lo que se pueda suponer, las mujeres que han sufrido la MGF no suelen buscar una solución a su problema. “Las mujeres que lo han sufrido no lo exigen porque o bien no saben que lo pueden hacer, o bien lo tienen muy aceptado o bien culturalmente creen que debe ser así. No se trata de presionar a nadie a reconstruirse, sino que aquellas mujeres que sientan la necesidad tengan una puerta abierta en la que no contar con recursos económicos no sea una traba para ellas. La demanda debe partir de ellas, por ello se han dado muchos pasos antes de poder empezar esta fase del proyecto”, explica la directora de la Fundación DrIM. “Las mujeres que se han sometido a la reconstrucción genital son muy valientes. No sólo intentan recuperar una parte de ellas que nunca las deberían haber tomado, sino que con esta intervención rompen con un legado social milenario “.
Para su financiación, y que por tanto las beneficiarias no deban correr con los gastos de la cirugía y la hospitalización, este proyecto ha contado con el apoyo y la colaboración de la Obra Social La Caixa y con la de IM CLINIC, en Sant Cugat del Vallès, que ha ofrecido de manera desinteresada sus intalaciones y su equipo médico.